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Carta a mi Amiga Soltera


Hola... Soy yo. Tu Amiga que te quiere. Tengo tiempo queriendo decirte esto, hablarte desde el corazón, desde mi experiencia, construida a base de tantos errores. Espero que no me lo tomes a mal.

Te entiendo, ser soltera no es fácil. El mundo te grita que es tiempo de vivir, de "pasarla bien" (ahora que puedes).

-"Viaja, ya habrá tiempo de encerrarte".

-"No escatimes en nada, ve a los mejores lugares, vístete bien y ya llegará tu momento".

-"Tú sal con muchos chavos, ya habrá la oportunidad de escoger al 'bueno' ".

Es demasiado ruido y todo se centra en el "Yo" y en tus propias decisiones, que muchas veces se ven influidas por la presión social y no por lo que ansía tu espíritu.

Querida Amiga, todo eso lo escuché, todo eso lo viví. En mi afán por escapar de la realidad de ser "soltera a los veintitantos", me engañé a mi misma varias veces.

La soltería es la estación ideal para alcanzar tus metas, para hacer lo que más te gusta, para consentirte mientras dure esta etapa... ¡Pero no a costa de perder tu alma!

Entiendo que tratar de ser la "Señorita Perfecta" puede ser desgastante. Llega el momento en que no puedes más... y empiezas a dejarlo todo al azar, a ir a donde la vida te vaya llevando. Como si todo diera lo mismo... ¡Como si no fueras lo más hermoso a los ojos del Padre!

Amiga, sé lo que sientes. El alma quiere más, quiere pertenecer, quiere llegar a casa. Los días a veces pasan muy lento... Pero no te precipites. Cuando una acelera de más termina por hacerse daño. Y todo porque ya no puedes esperar para llegar del otro lado...

Por eso quiero darte un consejo. Cuando te enamores, camina despacito. No dejes que te roben la paz, no te desbordes, no comprometas tus valores fundamentales.

"Ya estás en edad de decidir", "Es que los tiempos han cambiado". Sí y no. Estás en edad de decidirte por lo que aporta, lo que edifica, lo que no pasa. Es el momento de ver dentro de tu corazón y detenerte a pensar: "¿de qué tengo sed?" y "¿dónde voy a encontrarlo?".

Porque el mundo puede hablarte de muchas cosas: diversiones, drinks, la mejor ropa, relaciones que no van a ningún lado. Pero el alma no miente...

Sabes, Amiga, mi alma también moría de sed. Y lloré. Lloré mucho. Me resistía con todas mis fuerzas a lo que Dios tenía para mí en todos los sentidos. ¿Por qué las cosas no podían ser como yo las planeaba?

Te voy a confesar algo. Un día decidí renunciar a mi voluntad, a mis tiempos. Le dije al "Amor": "Ya no voy a buscarte más". Y empecé a rezar El Rosario, a hablar con Dios con más frecuencia. Dejé de esperar y Él empezó a darme la claridad que necesitaba y a dirigir mis deseos.

Un día en Misa, brotó esto de mi corazón: "Señor, permíteme formar una hermosa familia en tu Santo Nombre". Y más o menos un año más tarde, mi oración fue contestada. (Mi ahora esposo estaba más cerca de lo que imaginaba :) ).

Querida Amiga, llénate del fuego del amor de Dios. Haz oración, deja que Él te encuentre. Cuando pones tu vida en sus manos, todo parece cobrar sentido. Todo. Las lágrimas se vuelven sonrisas y las sonrisas se vuelven lágrimas, pero de felicidad. Es un milagro.

Yo sé. Cuando nos equivocamos no sabemos cómo recomenzar, cómo volver la mirada al Padre. Pero recuerda que nunca es tarde y que Él nos ha pedido confiar en Su Misericordia.

Si le damos cabida, Él será quien sane las heridas del pasado y hará de lo más triste lo más hermoso. Tratar de sanar sola o marchando al son del mundo son sólo espejismos.

La verdadera felicidad empieza cuando le abres la puerta a la Eterna Sabiduría. Cuando Él está en tu vida, todo lo demás empieza a tomar su lugar alrededor de ese Amor.

Tal vez tus planes, no sean sus planes. Pero no tengas miedo de eso nunca. Él conoce mejor que nadie tu vocación. Él sabe en qué lugar y en qué rol le haces falta.

Encomiéndate a nuestra Madre del Cielo, visita al Santísimo con frecuencia, recibe a Jesús en la Comunión y pídele visión, sabiduría y paz. Haz al Señor parte de tu día a día y descansa en la certeza de que, al final, todo coopera para bien de quienes lo aman.

Te mando un abrazo muy fuerte y deseo para tu vida las cosas más bonitas del mundo.

N.

Nelly Sosa nació en Monterrey y es esposa y mamá católica. Su reencuentro con Dios en el campo y su gusto por escribir la trajeron a El Árbol Menta. Cree firmemente que la oración y el apostolado pueden cambiar al mundo.

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