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Mariel Fernández nos cuenta sobre su podcast "Santo del Día" y sus amigos del cielo

Por Denisse Cueto



El Árbol Menta: Antes que nada, muchas gracias por la entrevista.

¿Podrías presentarte y contarnos acerca de ti? (tu profesión, tu familia, tus hobbies)


Mariel: ¡Hola! Gracias a ti. Claro que sí; soy Mariel Fernández, tengo 26 años, vivo con mi mamá y soy maestra de primaria. Me considero una persona muy normal: me gusta ver a mis amigos, conocer personas nuevas, leer, bailar, ver películas y los juegos de mesa.


El Árbol Menta: ¿Has practicado la fe desde pequeña o en el camino hubo algún acercamiento más profundo?


Mariel: Nací en una familia católica muy practicante de parte de mi mamá. La fe la adquirí ahí, con ellos, especialmente con mi mamá. Pero creo que, aunque uno nazca en una familia donde te enseñan desde chico cosas de Dios, hay un punto en el que decides si crees por ti o si sólo son prácticas de tradición que haces con tu familia.


Nadie nos puede obligar a creer y hay un punto en el que uno es consciente de ello. Yo creo que eso para mí fue en la pubertad y agradezco a Dios que puso en mi camino personas que tenían convicción en su fe por ellos mismos (muchos amigos y familias que conocí) y con ellos aprendí que la fe, o la haces tuya y la vives como algo trascendental y eje en tu vida, o serás un católico de costumbre nada más, que realmente eso no es ser católico, porque ser católico es tener una verdadera relación con Dios y sentirte hijo de nuestra Madre Iglesia.


Aunque a mí me ha costado, todos los días me levanto pensando que lo más importante que puedo hacer es ser santa. Sé que sólo tengo el día de hoy para amar a Dios. El pasado no existe y el futuro tampoco. Esa es mi motivación para despertar. Todo lo demás vendrá después e incluso mejor, si tengo la santidad como prioridad.


Aprendí que la visión que tenemos de Dios lo puede cambiar todo y tenemos que conocerlo, formarnos, sanar nuestras heridas y buscarlo, sin importar las veces que caigamos. Para mí ha sido un camino difícil, incluso doloroso: el sentir que nunca podré llegar a la santidad, el sentirme olvidada por Dios, hacer conciencia de mi relación con Él y lo fracturada que estaba... muchas veces nos sorprendemos por historias de conversión enormes, sin saber que nosotros, aunque hayamos nacido en una “cuna católica”, también tenemos un camino de conversión enorme por atravesar.



Un día alguien me dijo esto que se me quedó muy grabado: la santidad y la vida espiritual no es una carrera de velocidad, sino de resistencia.


El Árbol Menta: ¿Cómo fue el llamado para llevar a cabo el proyecto de "Santo del día podcast", fue un "sí" al instante o dudaste?


Mariel: A mis 15 años, en un grupo de la Iglesia en el que estaba, me contaron la historia del Beato Pier Giorgio Frassati y quedé fascinada.


Había visto pinturas de santos, había oído hablar de algunos, pero nunca había sentido que conocía a un santo de forma personal y cercana.

A la par, mi hermana y una amiga suya comenzaron a ser muy devotas a Santa Teresita del Niño Jesús. Yo las veía considerarla como una “amiga”. Y comencé a creer que yo debía conocer santos para tener un amigo, como ellas.


Pensé en Teresita, pero me parecía muy cursi o sensible, además de que vi que era la santa favorita de casi todas las mujeres (esto es curioso porque es ahora no sólo mi santa favorita, sino como una amiga para mí). Entonces comencé la búsqueda de mi santo favorito preguntando a muchas personas quién era su santo favorito, y conocí la vida de muchos. Y así pasaron años. Pero me pasaba que entre más santos conocía, menos podía tener un favorito.


Una vez un sacerdote me dijo que ésta pregunta era muy buena porque así podías conocer el camino espiritual que una persona quería seguir, pues reflejaba mucho de su personalidad. Y yo sí podía ver una diferencia entre tener de santo favorito a Santo Domingo Savio, a Santa Juana de Arco, a Santo Tomás Moro o a Santa Rita de Casia.


Un día de julio quise escuchar un podcast de santos. Sabía que en Youtube podría encontrar sus vidas, pero pensé que era más práctico un podcast, además de que era ya más común escuchar audios desde Spotify. Pues, para mi sorpresa, no encontré ninguno.


Hoy veo algunos, pero no sé si en ese momento no había o no supe buscar o simplemente no los vi. Así que pensé que alguien debía hacer uno, pues era una necesidad que había. Yo no sé de tecnología ni comunicación. Así que pensé en nombres de personas que tal vez podrían realizar este proyecto.


Hasta que me pregunté a mí misma: “¿y por qué tú no?”.

Al principio deseché esa idea, pues como dije, yo no sé nada de podcasts o del tema, pero después de una semana, al saber que si no era yo, nadie a quien le dijera lo haría, me decidí.


El 22 de julio del 2020, día de Santa María Magdalena, me desperté, sin saber qué día era y simplemente comencé. Lo grabé desde una app que bajé para el celular. Escribí mis ideas en la laptop y me grabé leyéndolas.


Al principio las historias las obtenía de libros viejos que tengo de historias de santos, luego busqué en internet, y un día, mientras comía con mi cuñado, se me ocurrió que entre los dos podíamos grabar la historia de San Ignacio de Loyola, pues él es su santo favorito y así inició la idea de traer invitados al Podcast.



Poco a poco fui aprendiendo más. Compré un micrófono especial, descargué un programa para editar audio y no tener que volver a empezar la grabación cada que cometía un error al leer, y bueno, fue agarrando más forma.

No es el Podcast con más producción, pero definitivamente ha avanzado mucho.



El Árbol Menta: ¿En qué te ha ayudado adentrarte a la vida de los Santos?


Mariel: A pesar de que me encantaba la vida de los santos y preguntarle el santo favorito de la gente, yo jamás los vi como personas que tuvieran un impacto en mi vida. Ni para rezarles, ni para imitarlos. Simplemente los veía como seres más perfectos que el promedio, inalcanzables, que vivieron heroicamente sus virtudes y estaban para contemplarlos como “los favoritos de Dios” y ya. Y me ha costado cambiar esa perspectiva, pero hoy puedo decir que los veo tan cercanos, tan reales, tan humanos.


He visto como cada santo, cada persona, en su personalidad y en su situación de vida tuvo una vida admirable, donde lo más grande que hicieron fue amar mucho a Dios y vivir demostrándolo. Y hoy, mientras reflexiono en esto, también puedo decir que en el Podcast no sólo conocí a los santos, quienes para mí son ahora personas cercanas, reales, vivas y que también me quieren y quieren mi santidad, sino también los invitados que he tenido me han enseñado mucho de la santidad.


He conocido personas muy especiales. Tal vez unas se queden para siempre en mi vida, lo cual sería una gran bendición, tal vez otras sólo las conocí para ese día en que hablamos de un santo, pero hoy me alegro y creo que es de los frutos más grandes que me llevo (al hacer el podcast).


Hoy mi camino espiritual tiene un rumbo o una guía más clara, y la muerte la he abrazo con más esperanza, pues no sólo anhelo ver a Nuestro Señor y a la Virgen María, sino que ahora sé que tengo amigos en el cielo que rezan por mí y que me esperan. Ellos vivieron y murieron, y su ejemplo me da fe de saber que no murieron en vano. Siguen vivos y me esperan, como te esperan a ti también. La Comunión de los Santos es real y yo la anhelo mucho.


El Árbol Menta: ¿Cuál es tu Santo favorito y por qué?


Foto: Cathopic / ludalvim

Mariel: Es imposible para mí escoger sólo uno. Hice hace poco una lista de mis santos favoritos e iba agregando santos y beatos. Al final terminé con 15. Pero si tuviera que elegir algunos que los veo aún más como mis amigos, serían Santa Teresita del Niño Jesús (a quien irónicamente yo le huía, pues me parecía muy lejana a mí y muy elegida ya por todos) y el Beato Pier Giorgio Frassati. A ellos los siento como dos amigos.


Me identifico en cosas y todos los días los tengo en mi pensamiento. Y hay otros santos que son ejes en mi vida y llegaron a mí en momentos especiales y me enseñaron algo que nunca olvidaré, como Santa Catalina de Siena, Santa Juana de Arco, San Damián de Molokai, San Luis Martin (el papá de Teresita), San Juan Pablo II, Santa Gianna Beretta Molla, entre muchos otros.



El Árbol Menta: ¿Qué es para ti la santidad?


Mariel: Voy a citar al padre Roberto Funes CCR sobre lo que es la santidad cuando fue mi invitado para el 1 de noviembre, día de todos los santos: "La santidad es el triunfo de Cristo en la vida de una persona. Celebrar un santo es celebrar a Cristo y su victoria en alguien".


Así que la santidad es dejar que Cristo reine y triunfe en mi corazón, en mi vida y en mi alma.

Cada uno sabrá como triunfará Cristo: en qué vicios, debilidades, situaciones... Es una historia personal, irrepetible con él. Y como dijo Benedicto XVI, hay tantos caminos de santidad como personas en el mundo.



El Árbol Menta: Gracias por tu tiempo, ¿algo más que te gustaría agregar?

Mariel: ¡Gracias a ti! Quiero decir una última cosa: Es muy difícil ser santo. Pero es más difícil no serlo, viviendo sin Dios, sin un sentido trascendental por el cual vivir y morir. Vivir conformándonos con existir, en la mediocridad, sin superar nuestras debilidades humanas y los golpes de la vida... eso es mucho más difícil.

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