En mi pobreza Jesús se ha convertido en la riqueza absoluta.
¡Hola! soy Cristina Tovar, misionera consagrada de la Fraternidad Misionera Verbum Dei.
Hace 24 años escuché la llamada de Jesús para seguirlo en su pobreza evangélica.
Este voto para mi significa tomar consciencia de los límites de mi condición humana, he aprendido a superar el miedo a "no poder", he aprendido a no desanimarme cuando me equivoco o caigo, pues eso me permite sentirme necesitada.
Ésta es la mejor condición para vivir la pobreza evangélica, porque el que se siente necesitado, busca un tesoro que le ayude a sentirse seguro, satisfecho, confiado.
En mi pobreza Jesús se ha convertido en la riqueza absoluta. Él es el tesoro que he encontrado y por quién intento dejarlo todo, todos los días. Esto si que es un reto porque nuestra condición humana siempre está buscando seguridades humanas, pero que son caducas, temporales.
Cuando en la oración, en la vida fraterna, en el servicio a los demás vuelvo a encontrar el tesoro de la vida de Jesús, suelto todo lo demás. Eso me implica una vida de comunión en Él, en la oración con la Palabra, en los sacramentos, en la comunión con los demás. Hasta ahora, siento que ha valido la pena perder muchas cosas, personas, ganancias humanas, por este tesoro.
Es una opción renunciar a los bienes materiales que no necesito, que me estorban para sentirme libre para dar testimonio de la vida humilde y desprendida que vivió Jesús y que además me hace sentir solidaria con los pobres de este mundo.
Cada vez que dejo de comprar algo ostentoso o que me desprendo de algo valioso, me siento libre y cerca de los pobres.
Mi aspiración más importante con la vivencia del voto de pobreza es dar testimonio de lo valioso que es tener a Jesús en nuestra vida y que muchos se sientan atraídos y le conozcan.
Hna. Cristina Tovar
Fraternidad Misionera Verbum Dei
