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Mi Encuentro Personal con Dios



Foto: Alexis Joseph / Cathopic



¿Recuerdas un canto que dice: "Señor permite que te hable hoy, del dulce encuentro que me cambió"? La primera vez que lo escuché fue en una Misa de Primera Comunión.


Tenía unos 6 ó 7 años, pero "El Encuentro" me llenó de gran curiosidad. Esto de "la fuente... el agua que bebí", "la rosa que deshojé", sonaba como una hermosa historia y me imaginaba qué significaría ser la princesa de ese cuento.

Años más tarde, ya como "teen" y luego como chava, esa dulce narración hecha música empezó a verse más y más lejana.


Sabía que Dios existía, rezaba, iba a Misa... pero empecé a dudar un poco sobre el encuentro de la canción, ese choque de lo humano con lo divino que un día lo cambia todo.

Me acostumbré a pensar en Dios de forma etérea. Seguí con mi vida de fe en grises, nublada por las distracciones de la juventud.

Luego, mi mejor amiga me invitó al coro de la iglesia y, como siempre me ha gustado cantar, acepté.


Supongo que esa fue la punta del hilo conductor que me trajo hasta el Señor... (¡Gracias!).


En ese Coro conocí a mi esposo, 10 años después.

Su amor y su fe han sido desde el inicio una gran inspiración para mi. Y cuando nacieron nuestros hijos, entendí a otro nivel que la vida no es nuestra, que todo lo que recibimos es en préstamo, que le pertenece a alguien más.

Pero seguía caminando despacito...

Un día, hace seis años, el "encuentro", finalmente sucedió. Después de algunos "llamados" del Espíritu Santo, invitaciones a conocer al Señor por aquí y por allá, que sutilmente empezaron a llegar, sucedió esto que hoy te comparto.

Un día vi un anuncio en mi parroquia de un curso llamado "Priest, Profet, King" ("Sacerdote, Profeta, Rey") del Obispo Robert Barron. (Creo que después de la secundaria nunca más volví a estudiar algo relacionado con mi fe). Y me animé a tomarlo.

Fueron unas 8 sesiones en video con discusión al final de cada reunión. Hasta aquí podría sonar como algo de lo más trivial, pero en la primera clase supe que algo estaba pasando en mi alma, porque mientras escuchaba empezaron a caer lágrimas y más lágrimas.

¡Toda una vida de preguntas sin contestar!.. y de repente, ahí, en un salón parroquial, una tarde cualquiera, entendí mi fe y mi misión.


Sin mucha anticipación, sin la fuente, sin la rosa deshojada... de la forma más sencilla y práctica. ¡Mi corazón por fin se abrió a profundizar en la Verdad!


Fue como si se subiera un switch y de repente todo se iluminara, todo hiciera sentido, ¡ha sido el regalo espiritual más maravilloso que he recibido jamás!

A partir de entonces empecé a apreciar más la naturaleza, a escaparme a la biblioteca de la iglesia después de Misa, a leer las lecturas diarias y libros espirituales, a dedicar más tiempo a la oración... y dos años más tarde llegó "El Árbol Menta".

Hace unos días, mientras acomodaba unos libros, me encontré con esto que no había visto en mucho tiempo...


Y sonreí...


Cuando tengo días difíciles y también cuando las cosas salen bien, me gusta pensar en cómo Dios tiene todo tan perfectamente orquestado, a pesar de nuestras imperfectas demandas, de nuestro creer que lo sabemos y lo merecemos todo.

Él ya tiene arreglado "El Encuentro" con cada uno de nosotros. Algunos lo vivimos a los 30's, otros a los 15's ó a los 50's. Pero el plan ya está. El chiste está en dejarnos encontrar.

No desesperes si hoy no logras hacer la conexión entre tus deseos y tu oración, entre tu dolor y el sentido de la vida . Todos pasamos por momentos de oscuridad, pero si algo es cierto es que Dios nunca nos abandona.


Mientras tanto, lee Su Palabra todos los días, háblale, pídele a María Santísima que interceda por ti, visítalo en el Santísimo, haz una buena confesión y acércate a recibir Su Cuerpo y Su Sangre en la Comunión.

Un día tu encuentro personal con Dios se dará. ¡Y lo cambiará todo!



Nelly Sosa nació en Monterrey y es esposa y mamá católica. Su reencuentro con Dios en el campo y su gusto por escribir la trajeron a El Árbol Menta. Cree firmemente que la oración, los sacramentos y el apostolado pueden cambiar al mundo.

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