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“Dios No Nos Pone en un Lugar Alejado de su Presencia”


Hace poco leí esta frase y me hizo pensar en todas las cosas por las que he pasado, en cómo Dios ha actuado en mi vida en diferentes momentos: desde antes de tener la gran oportunidad de viajar a Sevilla, España, hasta hoy que me encuentro estudiando en esta bella ciudad...

Cuando piensas en irte de intercambio te enfocas en lo bueno. Es una experiencia nueva y llena de emociones. Sin embargo, rara vez te detienes a pensar en todo lo que esto implicará…

Antes de llegar a Sevilla había escuchado experiencias de gente conocida que había pasado por un mal momento en su vida espiritual al venir a Europa. Afirmaban que todo era muy diferente, que las celebraciones católicas no eran iguales, que el rito de la Misa se vivía sin el respeto debido, que encontrar una Iglesia abierta costaba mucho trabajo...

Escuchar todo eso me llenaba de miedo y preocupación. Mantener viva la espiritualidad no es fácil y ahora sabía que las circunstancias no estarían a mi favor.

Afortunadamente, al llegar a Sevilla toda esa intranquilidad se disipó. Me di cuenta de que Dios me había puesto en una ciudad en donde el Catolicismo aún es una religión fuerte. Está llena de tradiciones y en especial de gran pasión por la Semana Santa. Me encontré con muchas Iglesias en las cuales hay Misa todos los días, accesibilidad al sacramento de la Confesión e incluso con Capillas de Adoración Perpetua. Todos esos comentarios que me habían hecho están lejos de la situación en la que yo me encuentro.

Sin embargo, como en todos lados, también hay gente que poco a poco se ha alejado de su religión. Hay quienes viven las cosas más por tradición cultural, que por el significado espiritual que tienen.

En una ocasión tuve la oportunidad de conversar con un sacerdote aquí en Sevilla. Él me dijo: "Ahora que estás lejos de casa no pierdas tu fe y tus valores, no te dejes llevar por la libertad excesiva que se vive aquí (en Europa). Ahora todo se les hace fácil; aprovecha esta oportunidad para fortalecer tu relación con Dios y para ser un reflejo de lo que crees”.

Fue así como entendí por qué “nosotros somos la luz del mundo” (Mateo 5:14). Estamos llamados a regresarle a Dios todo eso que está perdiendo. Estamos llamados a formar una Iglesia viva, llena de amor y de alegría, que haga a la gente volver, en lugar de que piensen que es algo monótono y aburrido o que es "algo que sólo hacen los abuelitos". Estamos llamados a ser luz en donde hay oscuridad.

También ha hecho eco en mí el mensaje del Papa Francisco en su visita a México: “Fui a confirmar la fe del pueblo mexicano, pero al mismo tiempo a ser confirmado, pues me han dado testimonios de fe vivida”; “América está dando inicio a la evangelización del continente.”

Somos un continente con una espiritualidad muy fuerte y debemos iluminar el mundo. Debemos más que nunca ser misioneros y aceptar ese envío apostólico que Dios nos ha hecho.

Hoy se me ha dado la oportunidad de evangelizar más allá de mi familia, más allá de mi comunidad. Tengo la oportunidad de hacerlo en otro continente donde hay muchos obstáculos para amar a Dios. Pero estoy segura, y vuelvo a repetirlo, que “Dios no nos pone en un lugar alejado de su presencia”. Sé que aunque sea difícil, de la mano de él y de la de María, podré ser luz (y espero serlo para más de una persona...). Tengo fe en Dios que me sostuvo ayer, me sostiene hoy y me sostendrá mañana en la búsqueda del cumplimiento de mi misión.

Soy Marifer Cadena, tengo 22 años. Soy estudiante y misionera y busco ir contracorriente. Estoy convencida de que hoy más que nunca Dios necesita gente entregada para cumplir su misión.

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