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Dios no Vale la Pena, Vale la Vida

Nuestra espiritualidad se relaciona con los principios, los ideales y la consagración de la persona en íntima comunión con Dios. Con el Dios verdadero, al que cada uno encuentra dentro de sí y en el infinito universo. Esto nos permite encontrarle un sentido a la vida y tener plena satisfacción interior. La profunda formación personal y moral, la buena conducta, la fe y su convicción, son consecuencia de una relación constante con ese Dios.

Pero… ¿qué sucede cuando las dificultades y las cosas del mundo interfieren en tu relación con Dios?

Hace tiempo una persona me dijo que cuando estás más cerca de Dios todo se pone más difícil. Curiosamente, es Dios quien hace que tu cruz pese más de lo normal. Batallé mucho para entender por qué alguien que me ama incondicionalmente me ponía esas pruebas. Luego entendí que Dios no busca hacerme débil con ellas. Al contrario, busca armarme para la lucha, enseñarme a recomenzar cuando tropiezo. El quiere que sueñe y llegue a la meta y quiere que tú lo hagas también.

Con esas pruebas Dios quiere acercarnos más a Él, quiere que confiemos en su poder. Por más difíciles que sean, no dejes que suceda lo contrario… que eso no te aleje de su lado.

Atrévete a conocer más a Dios, sé feliz. No temas ir por lo oscuro por miedo a llamar la atención con esa luz que llevas en tu interior.

Nunca pares de reír, de sentir. Vuelve a creer, que te inspiren los cuentos de amor, aunque hayan roto tu corazón un par de veces... Sueña que un día ese ser llegará. Vive sin prisas y te sorprenderás de lo que puedes encontrar.

Salta, baila como si nadie te mirara. Disfruta las cosas sencillas de la vida, sin miedo a que te juzguen, sin miedo a equivocarte.

Usa esa ropa de colores que probablemente no combinen, pero que simplemente te gustan y mucho. Luce bonita por ti, no para alguien más. Olvídate de cada uno de esos rencores que no llevan a ninguna parte. Perdona, pero no sólo de palabra, busca que sea de corazón.

Hoy estas aquí leyendo estas líneas, mañana no sabes si estarás para vivir al máximo tu vida. Recuerda, puedes aprovechar el tiempo de dificultad o sencillamente sufrir y esperar a que pase. Pero ten siempre presente que nada puedes lograr por ti sola…

Cuando decidas conocer de verdad a Dios, tomarte de su mano, tener la paciencia y el amor suficiente para cargar tu cruz y seguirlo con todo tu corazón, sólo en ese momento comenzarás a ver y a vivir cosas que realmente te asombren, a sentir cosas que nunca habías experimentado. Conocerás gente con otros puntos de vista, con diferentes planes de vida que lograrán que los tuyos se vuelvan aún mejores.

Decídete a vivir una vida de la que verdaderamente estés orgullosa. Si no eres feliz, te sientes vacía y aún no estás contenta contigo misma, deseo que tengas la fortaleza de levantarte y empezar de nuevo.

El único miedo que deberíamos permitirnos es aquel de no vivir con la intensidad que la vida se merece, dejando a un lado al único ser que siempre te va a amar, impulsar, levantar y guiar.

¿Y si te atreves a enamorarte de Dios, a tomar tu cruz y aprender a seguirlo? Date la oportunidad de descubrir que seguir a Dios no vale la pena, vale la vida.

Mariana Balderrama tiene 21 años y estudia Administración en el Instituto Tecnológico de Chihuahua. Pertenece al "Grupo de Jóvenes Judá" del Santuario del Padre Maldonado y es parte de la Comunidad Misionera (COMI). Ofrecerle su tiempo a Dios es una de las cosas que más le gusta.

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