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La Puerta de la Misericordia y la Gracia de la Indulgencia


«Cruzamos la Puerta Santa de la Misericordia con la certeza de que la Virgen Madre nos acompaña, la Santa Madre de Dios que intercede por nosotros. Permitámonos estar acompañados por ella para redescubrir la belleza de encontrar a su Hijo Jesús»

Papa Francisco, Jubileo de la Misericordia.

Por el amor misericordiosísimo de Dios e iluminado por el Espíritu Santo, el Papa Francisco convocó a un Jubileo Extraordinario de la Misericordia el pasado 8 de diciembre de 2015. Este Jubileo concluirá el próximo mes, el 20 de noviembre.

Cuando empezó el Jubileo, un sacerdote amigo de la familia le contó a mi mamá las gracias a las que podríamos acceder en este año de la Misericordia. Ella me llamó emocionada para contarme que al pasar por una Puerta Santa podemos ganar una indulgencia plenaria. Y no sólo eso, que también podemos ganarla por alguna persona que esté en el purgatorio y ayudarla a salir de ahí. "¡Qué bendición!", pensé.

Consultamos el tema con el Padre Juan Pedro Alanís y le hicimos estas tres preguntas.

1. ¿Qué son las indulgencias?

"El Papa Pablo VI, en un documento llamado Indulgentiarum Doctrina, nos dice que «la indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos».

"El papa, en esta cita, distingue la culpa y la pena. La culpa es el efecto de nuestros pecados. Dice Romanos 6, 23 que el pecado engendra la muerte. Sólo Dios perdona los pecados. Los sacerdotes, en virtud de la postestad que Jesús le dio a los apóstoles (Juan 20, 23) perdonamos los pecados en nombre de Cristo por medio del sacramento de la reconciliación. Además, la Escritura menciona penas después la muerte (Mateo 12, 31, 2Macabeos 12, 46) y la existencia de un fuego purificador (1Corintios 3, 15; 1Pedro 1, 7). De ahí nace la enseñanza de la pena temporal. No podremos entrar al cielo sin haber purificado totalmente nuestra alma (Apocalipsis 21, 27). Si Dios ha perdonado nuestros pecados pero no terminamos de purificar nuestra alma, iremos al purgatorio. Las indulgencias no son el perdón de nuestros pecados sino una ayuda para purificar nuestra alma.

"Dice el derecho canónico que también podemos ofrecer las indulgencia por las almas del purgatorio (CIC 994). En Indulgentiarum Doctrina el Papa indica que la indulgencia es plenaria si libera totalmente de la pena temporal o parcial si remite sólo de una parte".

2. ¿Cómo se pueden ganar las indulgencias?

"La Iglesia ha establecido unas condiciones generales, es decir, lo que se necesita para ganar cualquier indulgencia. El manual de las indulgencias establece la confesión sacramental para estar en gracia, recibir la sagrada Comunión y el desapego a todo pecado –incluso el venial-. El mismo manual enumera muchas obras indulgenciadas, es decir, lo que podemos hacer para ganarlas".

3. ¿Cómo podemos ganar una indulgencia al pasar por una Puerta Santa?

"Con las condiciones generales antes descritas, hay que realizar una breve peregrinación como deseo de auténtica conversión. Al final se pasa por la Puerta Santa como término de este itinerario".

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El Año de la Misericordia ha sido un año de cambio. Se trata de cambiar nuestros modos, nuestro corazón. De aceptar a Dios como nuestro Creador, Padre y Amigo. De adorarlo, de imitarlo. De hacer obras de Misericordia, espirituales o corporales, que vayan transformando nuestra alma, aún sin darnos cuenta. ¡Qué regalazo ver el rostro de Dios que se compadece de nuestra pobre humanidad y que quiere, por cualquier medio, reunirse con nosotros!

Aprovecha estas últimas semanas del año de la Misericordia. No te niegues la oportunidad de peregrinar hacia una Puerta Santa y cumplir con las condiciones para ganar la indulgencia plenaria. No sólo pienses en ti. Imagina, ¿cuántas almas podrías ayudar a gozar de la gloria de Dios? Padres, abuelos, tíos, personas que en vida amamos mucho y que en la Tierra dejaron huella en nuestro corazón. Quizás estén necesitados de nuestra ayuda para llegar al Cielo.

Más información sobre el Jubileo de la Misericordia en la página oficial del Vaticano. También te recomendamos consultar aquí las ubicaciones de las Puertas de la Misericordia en Aguascalientes, México, Monterrey y Guadalajara o visita la Oficina de tu Parroquia para que te informen a dónde acudir en tu Ciudad.

«En el sacramento de la Reconciliación Dios perdona los pecados, que realmente quedan cancelados; y sin embargo, la huella negativa que los pecados dejan en nuestros comportamientos y en nuestros pensamientos permanece. La misericordia de Dios es incluso más fuerte que esto. Ella se transforma en indulgencia del Padre que a través de la Esposa de Cristo alcanza al pecador perdonado y lo libera de todo residuo, consecuencia del pecado, habilitándolo a obrar con caridad, a crecer en el amor más bien que a recaer en el pecado»

Papa Francisco, Misericordiae Vultus.

*Agradecemos al Padre Juan Pedro Alanís y a Alejandra Galindo por su valiosa colaboración en este post.

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