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Cuaresma en Pandemia con Santa Teresa de Ávila



Llegamos a la Cuaresma y muchos de nosotros nos habremos preguntado cómo vivirla en estos tiempos.


Seguramente seguiremos en aislamiento y no podremos acudir a nuestras parroquias a vivir los oficios y las pláticas cuaresmales como regularmente lo hacíamos.


Algunos de nosotros quizá hemos vivido situaciones de angustia, ansiedad, duelo, enfermedad, problemas económicos, tantas y tantas cosas que nos han movido a experiencias insospechadas...


Pero a través de eso, nuestro amigo Jesús sale al encuentro para mostrarte el amor del Padre.


Lo imagino ahí, sentado, esperándote como a aquella mujer samaritana que buscaba agua en un pozo, sin saber que esa actividad cotidiana cambiaría su vida. Se encontraría con un Verdadero Amigo que, conociéndola a profundidad y sin juzgarla, le daría las respuestas que tanto anhelaba.


Hoy más que nunca, Jesús quiere hacerse presente e invitarte a vivir un desierto con Él para encontrarse.


El primer paso para fomentar ese encuentro es La Oración.


Es importante estar conscientes y abiertos a generar espacios de oración. No son tiempos que "nos sobran", son tiempos que abrimos en medio de nuestras actividades para formar una verdadera amistad, porque no existe relación sin tiempo. Ni con Dios, ni con los demás, olvidémonos de que pueda ser de otro modo. Si queremos fomentar una relación, necesitamos invertirle tiempo.


A veces lo que más nos abruma es pensar que debo tener ese momento de oración, que no se me da y entonces se convierte en una obligación.


Transformemos esa creencia, busquemos un momento para platicar con un Amigo que está deseoso de escuchar mis situaciones y de darme su amor, consejos y la fortaleza que necesito.


¿Y Santa Teresa?


Éste año, buscando herramientas para tiempo de Cuaresma, me vino a la mente que tal vez Santa Teresa de Ávila, maestra de oración, pudiera tener algunos recursos. Cuál fue mi sorpresa... ¡encontré un camino de Cuaresma guiado por ella!


Teresa conocía muy bien de las luchas por ser perseverante en la oración y decía que le daba pena verse con poco tiempo y que se compadecía de las personas que andaban en mil ocupaciones, porque creía que la vida interior se diluía así.


Hasta que entendió que la respuesta es ni mucho ni poco tiempo para orar. La respuesta es vivir vueltos a Dios, descubrirle dentro y dejar en sus manos el camino.


Ese camino y las mil ocupaciones que puedan haber, nunca mermarán el encuentro entre Dios y nosotros, nunca se convertirá en una excusa para no orar.


El problema de la oración es el amor, la calidad del amor. Si nos la pasamos pensando en nosotros mismos, no quedará espacio para Él, ni para los demás.


Teresa nos propone ésta dinámica: «Hacer un concierto... que mire yo a mi Amado y mi Amado a mí; y que mire Él por mis cosas, y yo por las suyas» (MC 4, 8). A ese Amigo hay que hablarle con sinceridad, Dios es la verdad y así como le gusta eso de nosotros, también Él nos hablará en la verdad.


A veces, nos distraemos en la oración, sentimos que no rezamos bien, estamos desganados, o no tenemos meditaciones que parezcan muy profundas... pero todo eso es completamente accidental.


El amor es lo que define la oración. Como dice la santa:


<<A este Dios amigo, que se conmueve con nosotros es al que podemos hablar de verdad. Hablar a Dios significa bendecirle y agradecerle la vida y cuanto hay en ella, significa esperarle y amarle con todo el corazón y con todas las fuerzas, significa buscarle en toda circunstancia y alegrarse con Él por cada gesto que lo hace presente, y significa también soportar el silencio en su presencia sin escapar de Él, sin inventar componendas que hagan más llevadera esa oscuridad, esa absoluta simplicidad de la fe. Hablar a Dios puede ser sumergirse en su silencio e intentar descubrirle donde aparentemente no está>>.


Aparte de esto, Teresa recomienda cosas como tener ‘gran confianza’ y hacer pequeños actos de amor.


Si quieres seguir ese camino de oración con la ayuda de Santa Teresa, te comparto la liga que encontré de las meditaciones:



Durante estos próximos cuarenta días, busca un recursos que puedan ayudarte a tener un encuentro con Jesús.


-Hay muchos sitios web y grupos en redes sociales que nos brindan información para reflexionar en Cuaresma.

Haz el propósito de tener un mini Retiro. El tiempo que destines, sea poco o mucho, si es realizado con amor dará innumerables frutos.


-Busca un espacio de soledad, un lugar donde puedas tener contacto con la naturaleza y estar a solas, en oración con Jesús.


-También puedes ver una serie o película religiosa que te lleve a la meditación y reflexión. Te recomiendo ampliamente "The Chosen", una gran serie que nos abre la puerta para entender el infinito amor y misericordia del Maestro.


No desaproveches éstas semanas para descubrir el amor de Nuestro Mejor Amigo Jesús, a través de Teresa de Ávila o en donde el Espíritu Santo te vaya llevando. Recuerda que Él siempre está a la puerta y llama, esperando que le abras.




Jaquie Jasso vive en Monterrey, N.L., es comunicadora, mujer emprendedora católica, feliz de compartir la Buena Nueva del Evangelio.

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