La Bendición del Método Creighton en nuestra Familia
Cuando nos casamos, mi esposo y yo tuvimos algunas conversaciones de que ya no éramos tan jóvenes para lograr concebir hijos, pero éramos positivos: nos amamos y lo que pasara lo íbamos a vivir con mucha fe.
Por mi formación científica y cercanía a los médicos, conocía gran parte de la biología de la fertilidad. Sin embargo, sabía que la mayoría de los especialistas no tienen formación integral al respecto, una que apreciara la fertilidad con enfoque respetuoso de la dignidad humana: de la persona, del matrimonio y de los hijos.
Nuestro camino debía ser por los métodos Naturales de Planificación Familiar y decidimos aprender el modelo Creighton. Nos encanta la idea de que este método ha sido mejorado con los años gracias a científicos de diversas disciplinas.
Desde el inicio nos sentíamos muy a gusto planeando la concepción de nuestros hijos. Aprendimos mucho de nuestros cuerpos, encontramos nuevas formas de amarnos y comunicarnos, nos sentíamos plenos al estar abiertos a la vida.
A pesar de mis gráficas de Creighton “sospechosas” de un padecimiento, concebimos a nuestro primer hijo pronto, pero a los pocos días de la prueba positiva de embarazo, tuve un sangrado y tristemente lo perdimos.
“Es muy común”, nos dijo mucha gente.
Seguimos llenando las tablas del método Creighton, logramos un segundo embarazo, pero este se perdió a las 11 semanas. Perder dos hijos fue muy doloroso, física y emocionalmente.
En Facebook me empezó a aparecer publicidad de clínicas de fertilización in vitro, lógicamente esa no era opción, pero me hizo reflexionar en tantas parejas que viven caminos difíciles como nosotros y que caen en esas clínicas donde no se aprende lo que se vive en los métodos naturales.
Nuestra instructora en el modelo Creighton, nos canalizó con el ginecólogo especialista en Naprotecnología, quien gracias a la interpretación de nuestras gráficas Creighton, sumado a la evidencia por ultrasonido, llegó al diagnóstico de “endometriosis”.
Ese especialista jamás mencionó “anticonceptivos” ni “in vitro”. Esto nos daba mucha paz y tranquilidad.
Nos sentíamos en las mejores manos, en quienes aman y respetan nuestra fertilidad, así que aceptamos el tratamiento con Naprotecnología que consistió en una cirugía laparoscópica para eliminar la endometriosis.
Los estudios pre-operatorios, la propia cirugía y la recuperación fueron muy rápidos y sin grandes molestias, más que los piquetitos en el abdomen.
El especialista nos explicó el resultado, el alto nivel de endometriosis que vió y lo que realizó para eliminarla.
Continuamos graficando (tablas Creighton) y un mes y medio después logramos concebir a nuestra hija. El embarazo desde el inicio lo sentí muy distinto, muy saludable y nos dieron un fabuloso seguimiento. Nuestra hija, hoy, tiene ya 2 años de nacida.
La apreciación de la fertilidad es salud para la mujer, amor pleno a uno mismo y a la pareja, constante mejora e innovación de la vida matrimonial, amor incondicional por los hijos desde el inicio de sus vidas, bienestar que permea a todos los aspectos de la vida.
Me siento orgullosa de compartir mi testimonio, incluso en los cursos de “Cultura de la Vida” y otros espacios donde me toca enseñar temas científicos, pues mi familia y yo somos un claro ejemplo de las bendiciones que trae el dejar de subestimar estos métodos.
Bere Pérez es esposa de Gerardo y madre de Ana Gaudeth. Química Clínica Bióloga, Maestra en Ciencias con orientación en Biología Molecular e Ingeniería Genética y Maestra en Ciencias de la Familia para la consultoría. Cursa actualmente el Diplomado en Bioética de la Universidad de Monterrey (UDEM). Directora de "Pelones Felices" para la promoción de la donación de cabello y profesora de ciencias en la UDEM. Apoya diversos esfuerzos provida en México y USA mediante la educación en línea.
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