Viviendo la Espera con María
Empezamos ese tiempo en el que esperamos la venida de Jesús. Durante estas semanas, buscamos seguir algún calendario de Adviento, acercarnos más a los sacramentos y participar en las obras de misericordia; buscamos prepararnos espiritualmente para recibir a Jesús.
Muchas veces, vivir esa espera es difícil y fallamos en el intento. Seguir un plan puede ser complicado por las múltiples tareas y las prisas pre-navideñas.
Hoy voy a compartirte un poquito de alguien a quien yo admiro y quiero con todo mi corazón. Ella me ha acompañado a lo largo de mi vida y hoy he decidido que me toca a mí acompañarla a Ella en esta espera. Sí, te voy a hablar de María, de esa mujer que fue preparada de una manera única y extraordinaria desde el principio, para recibir al Salvador de los hombres.
Tomando en cuenta que la primera persona que vivió la espera de Jesús fue la Santísima Virgen María, he decidido vivir con ella este tiempo, que es propiamente mariano. Si ella me ha guiado durante mi vida, qué mejor que dirigir la mirada hacia ella que presentó al mundo al Salvador, a Ella que es mediadora entre Dios y los hombres.
A continuación te comparto tres puntos en los cuales he decido tomar la mano de María y acompañarla durante la espera:
Fe: Porque no ha existido persona alguna cuya fe pueda compararse a la de ella. Su fe la hizo responder en plenitud al llamado. Respecto a esto, he decidido trabajar en aceptar los planes de Dios y dejarme guiar por el Espíritu Santo.
Esperanza: Esta es una virtud que nace del amor, en este caso se trata de “esperar en”. María esperó con inefable amor al Mesías. Yo por mi parte, me acercaré a los sacramentos para que mi corazón arda cuando más cerca sienta próxima la llegada del Mesías.
Caridad: La espera de María no era egoísta. Ella desde el principio esperaba a su hijo sabiendo que habría de entregarlo para la salvación de los hombres. Yo, mientras me preparo para la venida de Jesús este Adviento, buscaré compartir lo que aprenda y la sed por estar cerca de María y su hijo, con los demás.
Tal vez pensarás que hacer todo esto es igual de complicado que seguir un calendario, tratar de hacer tiempo para los demás, o compartir con el que menos tiene.
Quiero decirte que hay una enorme diferencia. En mi caso, ahora he tomado la mano de María confiada en que ella me guía y en que con ella caminaré, esperando con inmenso amor la venida de su Hijo y haciendo que esto se refleje en mis acciones.
Ahora te invito a ti, a que, al igual que yo, reflexiones, dejes todas las preocupaciones diarias y tomes la mano de María. Con ella vivirás una espera alegre, confiada, y no solamente la espera previa a la Navidad, sino también la espera de la venida de Dios nuestro Señor, al final de los tiempos.
“Si nuestra vida diaria fuese un Adviento, cada Comunión sería una Navidad”.
Marifer Cadena tiene 23 años. "Soy estudiante y misionera y busco ir contracorriente. Estoy convencida de que hoy más que nunca Dios necesita gente entregada para cumplir su misión. Creo fielmente que sostener el Rosario es sostener la mano de María".