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Mis cuatro razones para amar la Planificación Familiar Natural


Crecí en un ambiente de apertura a la vida. Mi esposo y yo conocimos el Método de Ovulación Billings (en adelante MOB) cuando éramos novios, pues mis padres lo llevaban desde siempre.

Cerca de la fecha de nuestra boda, tomamos un curso para ser instructores. Teníamos la certeza de que el estilo de vida que conlleva el método era lo que queríamos y deseábamos compartirlo con otras parejas.

Aprendí a reconocer mi fertilidad desde antes de casarme y a registrar mis observaciones en una gráfica. Cuando me casé, ya tenía el método dominado. Lo nuevo fue compartir mi gráfica con mi esposo y juntos incluimos en ellas las novedades que se añadieron a nuestro nuevo estilo de vida… ya saben, los encuentros conyugales.

Sobre este asunto, quisiera compartirles algunos beneficios que el MOB nos ha dado y nos sigue dando hasta hoy, a 5 años de casados.

1. Nos ha ayudado a administrar nuestra fertilidad. Desde el inicio de nuestro matrimonio decidimos postergar los embarazos por 2 años, puesto que queríamos dedicar tiempo a estabilizarnos emocionalmente en esta nueva etapa, entre nosotros y en la nueva dinámica que surgiría con las familias políticas.

Pasado este lapso, ya deseábamos adentrarnos en la aventura de ser papás y comenzamos a emplear el método para concebir. El MOB nos ha funcionado de ma-ra-vi-lla y, con la bendición de Dios, hemos recibido los 3 hijos que hemos planeado junto con Él.

2. Ha renovado nuestra amistad. Este método natural requiere disciplina, tanto en las observaciones objetivas que registro a diario, como en la práctica de abstenernos de tener encuentros conyugales durante algunos días específicos cuando estamos buscando postergar un embarazo.

Este último punto, el de la abstinencia, es el que nos ha permitido tener momentos de “sólo amigos, sólo novios”, pues el método no permite nada de nada, algún tipo de contacto íntimo puede alterar el cuerpo de la mujer, las observaciones y registros. Entonces pensamos: "¿para qué le movemos?, es por un bien mayor esta abstinencia".

Cuando no teníamos niños, aprovechábamos para salir al cine, ir a cenar, jugar algún juego de mesa… Ahora el ritmo de vida ha cambiado tanto que recurrimos a las charlas acompañados de los jugueteos y balbuceos de los niños, a seleccionar una que otra película en internet cuando ya se han dormido o a tomarnos un vinito (o dos) y platicarnos del día.

3. Ha fortalecido nuestra voluntad. La disciplina que conlleva el MOB nos ha enseñado a ser más ordenados y a aprender a vivir la castidad en el matrimonio. Tal vez alguien se sorprenda y piense: "¿¡Qué, castidad en el matrimonio!?". Trataré de explicarme.

Con castidad no me refiero a convivir “como hermanos”, sino a aprender y comprender que la castidad en el matrimonio consiste en amarnos y demostrarnos el amor tanto en las abstinencias cuando es necesario, como en los momentos de “pasión”, donándonos mutuamente, estando disponibles a pesar del cansancio, de la hora, de la ropa que no pasé a la secadora…

La castidad en el matrimonio, entre otras cosas, es sernos fieles y demostrárnoslo con los encuentros conyugales y las abstinencias según el caso. Encontramos un equilibrio práctico y bien ordenado entre el disfrutar de placeres y la vida ascética.

La ascesis consiste en “mortificar” nuestro cuerpo con pequeños sacrificios que ofrecemos por amor a María Santísima y que confiamos que Ella presenta a Dios. (Esto se relaciona con el punto anterior en que, gracias a la fuerza de voluntad, ahora podemos probar de esta vida ascética).

No es cosa fácil. Nuestra inspiración fueron el deseo de agradar a Dios, la vida de algunos santos y las mismas peticiones que María hizo en las apariciones de Fátima.

¿Cómo se relaciona con la Planeación Natural que llevamos? Pues bien, la ascesis nos une más íntimamente a Dios, fuente de todo amor. Al estar más unidos a Él, hemos descubierto que el amor entre nosotros se ha fortalecido y que el diálogo se ha tornado más comprensivo, mucho menos acusador cuando nos viene la tentación de serlo, las peticiones de perdón son mucho más rápidas…

No es que se dé de forma automática y que siempre sea perfecto a nuestros ojos, pero el hecho de negándole temporalmente al cuerpo algunos gustitos, nos ayuda a trasladar ese esfuerzo a otras áreas como, por ejemplo, a callarnos justo en el momento en que somos tentados a soltarle una idea muy hiriente al otro.

Como consecuencia natural, disfrutar del placer se nos ha vuelto más intenso y saludable. Si me mortifico un día sin probar azúcar, sé que al siguiente día lo voy a disfrutar mucho. Lo mismo nos pasa con los encuentros conyugales.

Yo pienso: "¡Gloria a Dios por esta inteligencia suya de establecer ciclos en el cuerpo de la mujer!".

Él ha querido el placer no como una emoción del momento, sino algo ordenado - ¡increíble! - para gozarlo ¡siempre! Para toda la vida de casados, no sólo los primeros años.

4. Nos ha mostrado un rostro dulce y puro de Dios. Nos ha enseñado que Dios no quiere que solamente nos unamos para tener hijos, sino que también quiere que los encuentros nos sean deleite y armonía.

Él quiere incluso que nos santifiquemos gracias a las uniones esponsales, que nos purifiquemos de todo rencor que pudiera haberse dado entre nosotros, que cada mirada de ternura que nos obsequiamos sea vernos con el amor que Dios nos tiene y que es gracia exclusiva del sacramento del Matrimonio.

Particularmente, la vida que conlleva el MOB, me ha ayudado a incrementar mi amor por Jesús Eucaristía. Ha despertado en mi alma un misterioso apetito por el próximo encuentro con su cuerpo y sangre, alma y divinidad, pues a pesar de esconderse en el pan y en el sabor del vino, desea venir a mí de un modo físico, desea que me alimente de Él, ¡qué cosa tan más sublime! Convertirse en algo que me puedo comer y que me lleva a la unión con Él tan profundamente como yo le permita.

Esta manera nueva y amorosa de descubrir a Jesús y su entrega de amor por mí en la cruz, me hace darme cuenta que es verdad que el amor sabe más a sacrificio que a gozo y que sólo un camino de renuncias personales, por amor a mi esposo, me llevarán a amarlo y a unirme más íntimamente a él, no sólo en el cuerpo, sino en el alma y para la eternidad: juntos en Cristo.

Carolina de Sepúlveda es esposa y mamá católica. Es instructora del Método de Ovulación Billings. Su apostolado principal es dedicarse al cuidado de la Iglesia Doméstica que junto con su esposo está formando.

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