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Una Fe más Viva que Nunca


Ha sido un año difícil, de corazones rotos por todos lados. Pero ha sido un año en el que Dios no nos ha dejado y hemos salido fortalecidos de la prueba, con una fe más viva que nunca.

Después de que se publicó el reporte de abusos sexuales en Pennsylvania (Pennsylvania Grand Jury Report on child sexual abuse by clergy), nadie quedó inmune al dolor, la incredulidad y hasta el rechazo a la Iglesia Católica.

He estado meditando sobre esto y me siento movida a compartir contigo cómo viviendo de cerca este problema, Dios nos ha llenado de fe y fuerza, a mi familia y a mi, para continuar caminando más firmes que nunca en nuestra misión familiar y apostólica.

En nuestra diócesis, Erie, Pennsylvania, el 2018 fue un año de continua oración y de ayuno, pidiendo al Señor por la sanación de las víctimas y por el arrepentimiento y perdón para los responsables.

En nuestra familia, nos acercamos a la Adoración Eucarística con los niños (una vez a la semana), hicimos la Consagración a Jesús por María, empezamos a acudir a confesión más seguido y hemos trabajado un poco más en el ministerio de la música.

Y creo que, poco a poco, el Señor ha empezado a contestar a nuestras oraciones.

Porque, a lo largo de estos meses, he visto:

-Sacerdotes y religiosos devastados profundamente por lo sucedido, pero también enamorados de Cristo, reverentes y encendidos en su misión de proclamar el Evangelio y cuidar de Su rebaño, mucho más que nunca.

-Grupos de laicos con gran celo apostólico sirviendo en los diferentes áreas: hombres y mujeres organizando reuniones para estudiar la Biblia y libros esprituales; estudiantes de universidad y mamás jóvenes que organizaron la Conferencia de Mujeres Católicas más hermosa y profunda a la que he asistido; pequeños y sus papás acudiendo a Adoración Eucarística para Niños en nuestra parroquia igual o más que en años anteriores; conciertos católicos y veladas de oración; jóvenes parejas de misioneros que lo han dejado todo para servir en diferentes campus universitarios dentro y fuera de Estados Unidos; jóvenes de nuestra comunidad que han optado por el sacerdocio o están en discernimiento.

-Procesos claros para reportar irregularidades o posibles abusos. En las parroquias de la diócesis se colocaron pósters con los datos de la persona responsable de atender la línea directa y confidencial para denuncias.

He visto continuamente la mano de Dios en todo y en todos. Sí, pasamos por una de las crisis más fuertes de la Iglesia Católica. Sí, es incomprensible, injustificable, obra del enemigo. Sí, lamentablemente, esto provocó que muchos se alejaran de la Eucaristía.

Pero creo en mi corazón que el Señor, como siempre lo hace, está obteniendo el más grande bien del más grande mal.

El 16 de agosto, el obispo de la diócesis de Pittsburgh, David Zubik, publicó un mensaje en el periódico Pittsburgh Catholic que me dio esperanza y que quiero compartirte. Lo necesitábamos, lo estábamos esperando:

"La vasta mayoría de los casos reportados continúan siendo sobre eventos que ocurrieron muchas décadas atrás. Una de las razones por las que pocos casos de abuso ocurrieron después de 1990 es que hemos ido mejorando continuamente nuestros esfuerzos de prevención de abusos".

Shay Bilchik, fundador y director del Center for Juvenile Justice Reform at Georgetown University hizo una evaluación extensa a las reglas y prácticas de la diócesis en el área. Su conclusión es que "la diócesis de Pittsburgh ha trabajado duro para hacer a la diócesis un lugar no propicio para abusadores de niños".

En la carta pastoral "The Church Healing", el Obispo Zubik compartió los cinco puntos del plan de acción para mejorar las acciones diocesanas relacionadas con el abuso sexual: 1) Sanación y mayor apoyo para las víctimas y sobrevivientes, sus familias y seres queridos; 2) Mayor transparencia en las finanzas 3) Incremento en la responsabilidad y participación; 4) Continua formación espiritual y humana para clero y seminaristas; 5) Escucha continua para buscar la verdad y la reconciliación.

Te invito a que sigamos orando por la Iglesia Católica, acercándonos, informándonos sobre lo que está sucediendo. Es Nuestra Iglesia y la Eucaristía, cimiento de nuestra fe, reside en ella.

Dice el Obispo Robert Barron, en el libro Letter to a Suffering Church, que por cierto te recomiendo muchísimo (incluye un recuento bíblico e histórico de las diferentes crisis que ha enfrentado la Iglesia desde el principio de los tiempos, cómo la Iglesia ha logrado sobrevivir a ellas, por el poder Dios; y cómo superar el dolor de la crisis actual. Además, el 100% de sus ventas se destinan al tratamiento y apoyo de las víctimas):

"Sí, tenemos que mirar con dureza la maldad en la Iglesia hoy; pero también tenemos que tener una mirada clara sobre la belleza, la veracidad y la santidad que ofrece la misma Iglesia. Las urnas son todas frágiles y muchas de ellas están rotas; pero no estamos aquí por las urnas. Nos quedamos por el tesoro (que contienen)".

Oremos con mucha fe y confianza por nuestro Papa Francisco y el clero, por su labor de depuración y renovación de la Iglesia en el mundo. Por la víctimas y los victimarios, por sus necesidades físicas y espirituales.

Y por cada uno de nosotros: por una fe viva y mayor confianza en el Señor. Por energías renovadas para hacer nuestra parte: en el apostolado, el ayuno, las oraciones de reparación y el cuidado de los más débiles dentro y fuera de la Iglesia Católica extendida por todo el mundo.

Cuidar a nuestros niños y jóvenes y prevenir abusos de cualquier tipo, en cualquier lugar, es responsabilidad de todos.

Recordemos y descansemos nuevamente en las poderosas palabras de Jesús a San Pedro:

<<Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella>>, Mateo, 16:18.

¡Su Palabra es Poderosa y Eterna!

Nelly Sosa nació en Monterrey y es comunicadora, esposa y mamá católica homeschooler de dos niños que no dejan de sorprenderla todos los días. Su gozo por reencontrarse con Dios en un pequeño pueblo en Pennsylvania la inspiró a compartir sobre su camino de fe en El Árbol Menta. Cree firmemente que la Palabra de Dios, los Sacramentos y el apostolado cambiarán al mundo.

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