Preparando el Corazón para Cuaresma
Foto: Cathopic
La Cuaresma es el tiempo en el que la Iglesia se une al misterio de Jesús en el desierto y realiza una fuerte práctica penitencial... ¡Es el mejor tiempo para abrirnos a su amor y dejar todo eso que nos aleja de Él!
Si bien debemos buscar la santidad en la vida ordinaria, en la Cuaresma esos intentos deben intensificarse, haciendo que los sacrificios más importantes sean precisamente los del día a día.
Por ejemplo: no retrasar algo que tienes que hacer, sonreír aunque estés cansado, o pausar y contestar con amabilidad a alguien, a pesar del estrés.
Aquello que nos cuesta más trabajo es por lo que debemos intensificar esfuerzos durante estos cuarenta días de acompañamiento a Jesús.
Una duda muy común que surge es: ¿qué sentido tiene la penitencia si el dolor es contrario a la doctrina de Jesús?
En mi opinión, el sacrificio debe estar presente en nuestra vida como lo estuvo en la vida de Jesús.
El camino de la santidad pasa siempre por la Cruz: no hay santidad sin renuncia y lucha espiritual.
Es por eso que la Iglesia Católica recomienda algunos sacrificios corporales como lo son la abstinencia y el ayuno, con el fin de la mortificación.
La mortificación según la New Catholic Encyclopedia (2003) es “el freno deliberado a los impulsos naturales con el fin de ayudar a la persona a alcanzar la santidad, obedeciendo a la razón iluminada por la fe.”
Así, el verdadero significado del ayuno y la abstinencia es el esfuerzo por el dominio de sí mismo, por dejar a un lado la satisfacción de los sentidos y el estímulo a cosas que no nos permiten vivir bajo la doctrina de Jesús.
Esta Cuaresma quiero invitarte a que, además de buscar la santidad en la vida ordinaria a través de las cosas que más trabajo te cuestan, cumplas con el ayuno y la abstinencia, no sólo de prójimo o espiritual, si no también corporal.
Al trabajar el dominio del ser puedes unirte al despojo de Jesús y ofrecerlo como acto de reparación por Su dolor al ser clavado en la Cruz.
Y como la Cuaresma es, por excelencia, el tiempo litúrgico de conversión, preparación, purificación y reflexión, te invito también a escuchar la palabra de Dios e intensificar la oración; a renovar las promesas bautismales por medio de la expresa voluntad de volver la mirada hacia el Señor y a conocer el Misterio Pascual.
Otras prácticas que pueden ayudarte a vivir mejor la Cuaresma son: el rezo diario del Santo Rosario, leer un libro espiritual que te guíe a través de este tiempo litúrgico, leer el Catecismo de la Iglesia Católica y conocer sobre la Cuaresma e incluso buscar un calendario de Cuaresma que cada día te proponga algo a trabajar.
Y si fallas una, dos o tres veces, ¡no te desanimes!
Recuerda que por causa del pecado original el hombre tiende a la concupiscencia, es decir, el alma siempre nos empuja a la dirección errónea, es por eso que se requiere de un esfuerzo continuo.
Pero todo logro que vale la pena requiere un esfuerzo grande. Y la Cuaresma nos ofrece un espacio ideal en el que los esfuerzos diarios se intensifican y dan el doble de frutos.
Recuerda que las prácticas cuaresmales son coherentes y tienen sentido si se originan a partir de un conocimiento profundo del Misterio Pascual.
Soy Marifer Cadena, tengo 24 años y soy misionera porque estoy convencida de que hoy más que nunca Dios necesita gente entregada para cumplir su misión. Creo fielmente que sostener el Rosario es sostener la mano de María.