Cómo dejar el Orgullo atrás
Este post fue publicado originalmente en inglés en To Jesus, Sincerely y fue traducido y publicado en El Árbol Menta con permiso de su autor.
Un moderno examen de conciencia (Pero no tan moderno... ¡somos fieles a las enseñanzas de la Iglesia Católica!
<<Muchos que ahora son los primeros serán los últimos, y los últimos serán los primeros>>,
Mateo 19:30
Humildad: Primero dí "Soy una persona terrible. Nada me sale bien". Ahora elije la humillación pública más dura que puedas pensar. Párate en un rincón y dile a todo el mundo lo mala persona que eres. ¡Lotería!
Pues no... error.
Con frecuencia entendemos la humildad como el hecho de pensar lo peor de nosotras mismas. Pero esto puede ser pretencioso y además, podría convertirse en una forma de ganar atención.
La Humildad involucra una buena dosis de honestidad. Nos da la habilidad de vernos a nosotros mismos por quienes somos, con todas nuestras fortalezas y debilidades y especialmente... nos deja ver lo que Dios ve cuando nos mira.
La Humildad nos ayuda a amar a Dios por sobre todas las cosas porque Él es todopoderoso y nos creó. Nos ayuda a amarnos como Dios nos ama.
Él no tenía que habernos creado. Pero lo hizo.
Sólo porque nos ama.
La Humildad nos ayuda a amar a nuestro prójimo, sólo porque Dios nos creó para vivir en comunidad y para servirnos los unos a los otros.
Humildad es la virtud que nos mueve a un sano amor a nosotros mismos. Nos ayuda a reconocer nuestra dependencia en Dios y la dignidad de los demás.
El Orgullo es el vicio que ataca nuestra humildad. El Orgullo no es el amor propio, sino un amor propio enfermizo. Es cuando nos amamos tanto a nosotros mismos que estamos dispuestos a lastimar a Dios y a los demás con tal de obtener lo que queremos.
Este mes, hagamos a un lado el orgullo y restauremos el amor propio a través de la Humildad.
Cómo practicar la Humildad
Aprender y Orar por Humildad
Aprender sobre Humildad.
Haz un esfuerzo especial para entender qué es la Humildad en realidad. Este post es un buen lugar para empezar. También podrías checar el Centro de Recursos para la Educación Católica. Si quieres ir más allá, te recomiendo leer "Humility of Heart".
Pídele ayuda a Dios.
Me encanta pensar que soy autosuficiente. Pero no es así. Ni siquiera puedo vivir si Dios no me lo permite. Es tiempo de dejarlo entrar. Recuerda pedirle ayuda a Dios durante el día. No hay labor tan grande (o tan pequeña) para Él.
Pídele ayuda a los demás.
Dios es una Trinidad. Él nos hizo para vivir en comunidad. No temas pedir ayuda. Pídele a tus hijos ayuda para recoger sus juguetes. Pídele a tu esposo ayuda para sacar la basura. Pídele a tu amiga que traiga un platillo cuando la invites a cenar. No tienes que ser perfecta. Dale a los demás la oportunidad de ayudar cuando lo necesites.
Pon a Dios primero
Deja que Dios dirija tu vida
Las listas y la planeación son buenas, pero las cosas nunca salen exactamente como pensamos. Dios hizo el mundo y aún así, las cosas no siempre son como Él quisiera. Toma ésta lección de parte de Dios. No hagas corajes. No te rindas. Respira profundamente y confía en que Él traerá cosas buenas de cualquier situación.
Sé Cristo para los demás
A veces olvidamos ponernos en los zapatos de los demás. Tal vez la señora que te encontraste en la tienda no deseaba insultarte cuando te preguntó: "¿Son todos ellos tus hijos? En lugar de saltarle encima, sonríele y piensa lo mejor (en el súper y todo el tiempo). Trátala de la manera en que crees que Jesús la hubiera tratado.
Pídele a Dios que se haga Su voluntad
A veces me quedo tan ciclada en mis oraciones de petición, que se me olvida rezar por lo que Dios quiere para mí. Como le digo a mis hijos: si me pides algo que es malo para ti, no te lo voy a dar. Tampoco Dios lo haría, como Padre amoroso que es. Pidámosle únicamente aquellas cosas que son buenas para nuestras vidas.
Desarrolla un amor propio saludable
Felicítate
Recuerda, la Humildad no significa darte latigazos. Significa amarte a tí mismo por quien eres, por el sólo hecho de que Dios te ama. Mírate en el espejo y repite: "Señor, te doy gracias por tus maravillas, admirables son tus obras". Celebra cada pequeño avance durante el día. ¡Dale gracias a Dios por ti!
Acepta tus buenas cualidades
En ocasiones estamos tentados a no dar importancia a los halagos, tratando de ser humildes. Pero cuando no damos importancia a la opinión de una persona, herimos sus sentimientos. En lugar de despreciar los cumplidos y negar tus buenas cualidades, acéptalos con gracia. "Qué bueno que te gustó, ésta es mi receta favorita de lasagna. Dios me bendijo con talento para cocinar".
Apoya a los demás
Ayuda a otros para que logren verse de la manera en que Dios lo hace. Hazle saber a una amiga lo mucho que aprecias su amistad. Dile a tus hijos que Dios los hizo y los ama. Destaca sus esfuerzos por trapear el piso (aunque tú tengas que hacerlo de nuevo más tarde).
Perdona
Recuerda que sólo Dios es perfecto
¿Esperas ser perfecto? ¿Eres Dios? No. Entonces vas a tropezar de vez en cuando. Pero Dios te perdona. No trates de actuar mejor que Dios, quien desde ahora ya te perdonó. Ahora perdónate tú.
Perdona a los demás
Jesús murió por todos nosotros. Perdona aún al señor que te ganó el lugar en el estacionamiento. Cuando guardamos resentimientos, nos creemos mejores que Dios. Recuerda orar cada día así: "Perdona nuestros pecados, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden". Perdona de corazón. Ofrece los esfuerzos de ese día por la salvación del alma de ese señor.
Cómo evitar el Orgullo
Conócete y haz oración
Aprende sobre el orgullo.
El orgullo es un amor propio enfermizo. Reflexiona sobre las maneras en que te has desbordado en amor propio. ¿Siempre tienes que ser la mejor? ¿Tienes que hacer todo perfectamente bien? ¿Limpias tu casa por semanas antes de recibir visitas? Sé consciente de tus fallas.
Ora para aplastar el orgullo.
Trabajaremos todo el mes en sacar el orgullo y reemplazarlo con humildad. Pero no podemos hacerlo solas. Reza todos los días para que Dios te de la gracia que necesitas.
No te creas Dios
Deja de quere tener la razón.
No lo sabes todo. Deja que tus opiniones sean opiniones. No esperes que todos estén de acuerdo contigo y no los ataques si no lo están.
No rechaces a la Iglesia de Dios.
Estoy hablando aquí de la Iglesia Católica. No la rechaces dejándola, o hablando públicamente en contra de ella. No rechaces sus enseñanzas sobre matrimonio, aborto, dignidad humana, aunque pareciera estar muy de moda ir en contra. No rechaces su liderazgo. No ataques al Papa o te quejes sobre los sacerdotes. Dios es quien está guiando a su Iglesia, no tú. Tú trabajo es rezar por Ella. Házlo.
No te desanimes
Empieza contigo misma.
No te dejes llevar por el desánimo. Cuando Dios te creó dijo: "mi obra es muy buena". Reconoce su bondad. No reconocerte es a veces es un velo para solicitar halagos. Yo soy culpable de esto. Definitivamente, he hecho comentarios negativos sobre mí misma esperando que alguien me contradiga.
No desanimes a los demás.
Aún si hacen algo mal. Dios es tan misericordioso, que puede hacer a un lado cualquier error. ¿Somos de alguna forma mejores que Él? ¿Tenemos el derecho de exigirles a los demás un estándar más elevado? Necesitamos construirnos los unos a los otros, no echarnos tierra. No al chisme. No a los apodos.
No compares.
Comparar sólo logra dos cosas. Que nos sintamos mejor que la otra persona, o nos sintamos peor en relación con nosotros mismas. Nuestro enfoque nunca debe ser "¿Cómo estoy con relación a los demás?" Sino: "¿Cómo estoy en relación a lo que Dios espera de mi?"
No juzgues
No juzgues a otros.
Dios le da diferentes gracias a diferentes personas. Sólo Él puede juzgar qué tan bien le hemos respondido. Reza por los demás, pero no los juzgues (a menos que tú quieras ser juzgado). Confronta al pecador, pero no lo condenes.
Tampoco te juzgues a tí mismo.
La carrera no ha terminado. Corre con la idea de ganar. Al final de nuestras vidas, Dios será el único juez. Las buenas noticias son que ¡todos podemos ser ganadores!
Únete al Reto
¿Estás lista para crecer en la Humildad? ¡Comenzamos! Esto es lo que necesitar hacer:
Prepárate. Si no lo has hecho todavía, lee el post sobre Humildad cuidadosamente y reflexiona sobre lo que significa en tu vida. Imprime tus materiales y ponlos en lugares convenientes en tu casa. Si lo deseas, únete al Virtue Challenge Team en Facebook.
Cada mañana, empieza el día con la oración (encuéntrala en la Guía para tu Mesita de Noche).
Durante el día, usa tu Guía para el Refri, para ayudar a integrar la humildad y eliminar el orgullo. Tu Guía para el Refri tiene recordatorios y algunos extras (como una oración para ganar indulgencias)
Cada tarde, haz el examen de conciencia (encuéntralo en la guía de tu Mesita de Noche). Este es un repaso de tu día, paso a paso, incluyendo una oración de perdón, con la idea de mejorar el día de mañana.
Antes de confesarte (o una vez a la semana, por lo menos), lee el Examen de Conciencia. Reflexiona no sólo en tus pecados y faltas, sino en cómo te ha bendecido Dios con la oportunidad de crecer en virtud.