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Cómo Educar Hijos Pro-Vida


¿Cómo se educa a un hijo para ser pro-vida? Esa era mi pregunta de partida, pero antes hay que hacer otra: ¿Qué es ser pro-vida?


Algunos se imaginan a un pro-vida, como una persona misógina, fanática religiosa, ignorante de la ciencia, que rebaja a cuanta mujer aborta a vil asesina. Pero entre eso, y lo que realmente es, existe la distancia de un abismo.


Los católicos deberían ser todos pro-vida, pero no todos los pro-vida son católicos. Hay pro-vida ateos, seculares, liberales, humanistas, evangélicos y de cuantas religiones e ideologías puedas imaginar. Incluso hay un movimiento pequeño de pro-vida homosexuales.


Los ateos pro-vida tienen un poderoso argumento: “Si lo único seguro que tenemos es la vida, no tenemos ningún derecho de quitársela a nadie”.


Cada grupo tiene sus argumentos, pero para mí, ser pro-vida es ser pro-persona. Sin importar su tamaño, ni su edad, ni sus errores, ser pro-vida es poner a la madre en el mismo lugar de importancia que al niño, lo mismo que al padre. Es cuando entiendes el valor de la vida más allá de egoísmos.


Aunque todos partamos de ideas distintas, a casi todos los cristianos –católicos o no- nos une esta idea de que cada vida es una “pincelada de Dios” en la humanidad, que sin ella la vida será otra, que nos hace falta y nos hará falta siempre (https://mccormickguatemala.blogspot.com/2018/08/de-vida-o-muerte-el-aborto-en-nuestra.html).

Y, entonces, ¿cómo se educa a un hijo pro-vida?


Primero, ámalo bien, ¿hay un mal amar? Sí, hay un mal amar, un amar torpe, tropezado, que se place en su ignorancia, que no busca cómo amar mejor, cómo ser mejor mamá o mejor papá, que no se cuestiona si lo está haciendo bien. Empieza por ahí.


¿Cuántas de las chicas que los pro-aborto tienen en sus filas, que gritan consignas violentas y están dispuestas a dañar catedrales y quemar congresos, habrán sido bien amadas?


Yo creo que ninguna. Las personas bien amadas, no destruyen, no gritan, no se exhiben. Andan en silencio, como el florecer de las plantas en el campo, ese que no hace ruido, como los pasos de Dios.


Ama con fuerza de los 0 a los 3, 4, 5 años y después…

….después: hazlos salir de sí.


Cuando amamos bien debemos ayudar a los hijos a salir de sí mismos, una vez que están listos.


Déjame te explico. Cuando se acercan a los 7 años, cuando la conciencia florece pequeñita en el niño, entonces, le puedes poner en el lugar de los otros: en tu lugar, en el de su papá, en el de su abuela, en el de las hormigas que antes parecía divertido pisar, en el de las plantas (que VIVEN) que antes parecía aceptable trocear por diversión, en el lugar de su amigo que llora porque se siente triste por un juguete roto o perdido.


En este momento hay que reforzar la formación del niño en relación con los otros. Si sabes observar, podrás notar cómo empieza a nacer en él el deseo de justicia, la ternura por los más pequeños y débiles, los regalos que hace a sus padres.


Entonces hay que trabajar con él en el servicio, la misericordia, la compasión, la empatía, la comprensión. Y también hay que seguir construyendo una relación de confianza basada en el amor, para prevenir abusos sexuales.


Así, al llegar la pubertad y la adolescencia podrás hablar de los temas fuertes: Aborto, sexualidad según su edad, eutanasia, pena de muerte…


Debate con tus hijos, pregúntales lo que piensan y ¡cuida tu vocabulario! No hables de los hijos como una carga y tampoco juzgues a familias numerosas. Sigue amando a tus hijos por más mayores que sean, con abrazos y besos, si a ellos les agrada. Ser pro-vida equivale a ser pro-familia, demuéstrales que la vida en familia es placentera.


A esta edad ya puedes mostrarles ciertas imágenes, el desarrollo fetal y luego explicarles los métodos abortivos: "¿Los conoces tú? ¿Sabes cómo son?". También hay que explicarles los efectos de los mismos, fotografías, esto hace una gran diferencia en los adolescentes y los lleva a rechazar el aborto.


En algunos niños mayores, el sentido de justicia está muy despierto, pero todavía desordenado. Será necesario hablar de la caridad, la que se les debe a las mujeres que abortan, explicarles que muchas veces se aborta por ignorancia, porqué las presionan, etcétera.


En mi caso, le prohibí a mi hija mayor llamar asesinas a las mujeres que abortan y le expliqué por qué: es una enorme falta de caridad y además es un juicio temerario hacerlo.


En cuanto a las personas que de forma violenta se muestran a favor del aborto, usando insultos, golpes, incendiando lugares, me preguntó: "¿Mamá y por qué son así?", respondí: "Porqué les faltó amor, un beso, un abrazo, una palabra amable...". Creo que a todo hay que ponerle caridad, claridad y misericordia.


Es necesario llevar la postura pro-vida a la acción. Necesitamos jóvenes pro-vida activos, algo que va más allá de hacer blogs o ir a marchas: “ora et labora”.


¿Has pensado hacer un plan con tus hijos sobre cómo reaccionar si una amiga suya les dice que va a abortar? ¿Has pensado qué hacer ante la violación de una niña cercana a tu familia, posiblemente tu hija, que no sea recurrir a un aborto?


Se trata de llevar la actitud pro-vida a otros niveles. En casa hicimos un plan para estas grandes preguntas. Lo primero que incluimos en él es que nuestros hijos cuenten con un adulto de confianza. ¿Cuántos adultos de confianza tienen tus hijos? ¿Tú eres uno de ellos? También decidimos ayudar a un centro de soporte para mujeres embarazadas en riesgo.


La formación pro-vida te toca a ti. Y también tenemos que incluir en ella la educación en cuestiones como la eutanasia, la gestación subrogada (entre otras ideas modernas que cosifican la vida humana)... hay que explicarles por qué están mal.


Es necesario que tengan argumentos para que se comprometan con la idea. Piensa que en la escuela, con sus amigos y en otras familias recibirán argumentos poderosos a favor, argumentos que muchas veces pueden sonar “compasivos” del tipo de: "Es que pobrecitos niños, sólo vienen a sufrir". Ante esto, no será suficiente responderles a nuestros hijos nada más con un “porque está mal”.


Seguramente has notado que no di mucho peso a lo religioso en mi texto, te diré por qué: es que ser pro-vida es algo que debería ser más que religioso, HUMANO.


¿Y cómo es o cómo debería ser un adulto pro-vida?

  • Muchos gozan de familias numerosas, porque ven en cada niño un don.

  • Todos se deberían comprometer con la ayuda a un centro de soporte para mujeres embarazadas en riesgo

  • Hay quienes trabajan a favor de los niños y sus familias desde lo profesional (educación, medicina, seguridad)

  • Todos tienen una actitud de amor, de caridad, con las mujeres embarazadas (Piensa en qué mensaje le mandas a tus hijos si les hablas a favor de la vida al mismo tiempo que juzgas con dureza a las adolescentes embarazadas)

  • Apoyan a las mamás con bebés de muchas formas (las que son amigas cuidando a los niños para que la mamá pueda relajarse o consiguiendo ropa para los bebés y sus mamás necesitadas).

  • Buscan mejores leyes de adopción.

  • Promueven el buen trato a los niños.

  • Tratan con amor a las personas con discapacidad.

  • Religiosos y laicos rezan por las vidas de los no nacidos que están en riesgo de ser abortados.

  • Respetan y cuidan de las persona mayores, principalmente de sus padres.

  • Están a favor de los cuidados paliativos y el buen trato a enfermos terminales, como la única opción ante la eutanasia.

Un pro-vida es pro-persona, es pro-familia. No es muy pro-vida cuidar a los bebés en el útero y no interesarte por los niños ya nacidos en condiciones de vida vulnerables, o tratar mal a las personas en situación de calle o a los los migrantes.


Para educar a un hijo pro-vida, hace falta ser un adulto pro-vida. Te dejo con la pregunta, ¿tú lo eres realmente?


Paz y bien.


Flor de Guadalupe Montante es mamá y esposa católica. Regia de nacimiento. Estudió Letras Hispánicas en la UANL y trabaja de forma independiente desarrollando proyectos educativos y culturales a través de "Mamá Bibliófila".

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