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Rezar el Rosario en Familia


Cuando me invitaron a escribir mi testimonio sobre el Rosario, inmediatamente pensé en compartir años recientes. Pero después de pensarlo mejor, voy a compartirte desde mis primeros recuerdos...

Cuando iba en tercero de primaria, mi mamá me inscribió en un colegio católico. Ahí nos introdujeron al rezo del Rosario. Estoy segura de que yo conocía el Rosario antes, pero lo que me marcó fue el colegio.

Recuerdo que llegaba de la escuela y me ponía a rezar el Rosario por toda la casa. Seguramente cansé a mi mamá porque me dijo que el Rosario se tenía que rezar con devoción y no deambulando por todos lados. Poco después lo empezamos a rezar en familia. Aún recuerdo dónde nos sentábamos a hacerlo, el libro y el Rosario que usábamos.

Años después, cuando estaba estudiando mi carrera, ocasionalmente rezaba el Rosario. Un día, una amiga protestante me cuestionó por qué lo hacía, "si en la Biblia no dice que lo hagamos", de ser así, ella sería la primera en rezarlo. Recuerdo que no le supe contestar y ese comentario enfrió mi relación con María. Dejé de dirigirme a Ella y, obviamente, dejé de rezar el Rosario. Sin embargo, algo dentro de mí me decía que María seguía ahí, esperándome.

Sanar mi relación con María fue un proceso muy lento, aunque quería acudir a Ella y sabía que me podía ayudar, no le hablaba porque no tenía una base de mi relación con Ella. (Gracias a Dios, ahora puedo acudir nuevamente a Nuestra Mamá del Cielo, sabiendo que soy su hija, que me ama y su principal interés es llevarme a Jesús, que el centro de mi vida sea Cristo).

Cuando fui mamá, decidí buscar un libro del Rosario para introducir a mis hijos a esta oración. Compré varios, pero no terminaban de convencerme. Encontraba unos con buen texto, pero demasiado difícil de entender para niños, otros con ilustraciones bonitas, pero texto muy sencillo.

Pasaron meses de búsqueda y decidí hacerles a mis hijos un libro del Rosario casero, que contuviera toda la información que sentía podía ayudarles a amar esta oración. En ese momento estaba embarazada de mi tercera hija.

¿Por qué te cuento esto? Porque fue aquí donde realmente empezó mi camino del Rosario. Empecé a investigar su historia, beneficios, bendiciones y frutos. También profundicé más sobre cada Misterio. Y, conforme fui avanzando, pensé en hacer varias copias del libro para venderlo, pues probablemente otras familias tendrían la misma inquietud que yo.

Tuve la bendición de que un sacerdote revisara lo que iba escribiendo y me hiciera algunas sugerencias. Lo que más me costó trabajo fue ilustrar el libro. Quince personas empezaron o quisieron empezar y, por diferentes razones, ninguna terminaba.

Fueron años de animarme y desanimarme, de querer seguir y luego dejarlo a un lado. Cuando casi estaba el libro terminado, lo presenté a una editorial y me dijeron que no era de interés general. En fin, en este camino ha pasado de todo... Pero más que la historia del libro quiero contarte mi trayecto espiritual.

Durante los años que estuve preparando el libro, la realidad es que rezaba poco el Rosario. Quería que todo saliera a mi manera, a mi conveniencia, lo hacía para cambiar la vida de mis hijos y yo no me incluía en ese cambio, no estaba dispuesta a dejarme transformar.

Hasta hace un par de años me decidí a empezar a rezar el Rosario en familia. Era un hábito que yo había perdido, así que fueron varios intentos de rezarlo y no lográbamos perseverar. El conocimiento intelectual que tenía del Rosario no era suficiente, necesitaba que el Rosario entrara en mi vida, en mi corazón.

Quería que mis hijos tuvieran amor por esta oración, así que les ponía el Rosario para niños de EWTN. A los niños les encantaba. Ellos mismos empezaban a buscarlo. Verlos hablar del Rosario fue la semilla que finalmente echó raíz en mi corazón. Pero era momento de seguir avanzando...

Empezamos a rezar el Rosario sin los videos. Para que no sintieran el cambio, empezamos 5 Misterios de 3 Ave Marías. Cada semana o dos semanas les aumentaba un Ave María por Misterio. Muy pronto estábamos rezando el Rosario completo. Fue hasta que yo me comprometí que Dios permitió que el libro fuera avanzando, después de tantos intentos fallidos, finalmente encontré quien ilustrara el libro.

La responsabilidad de no ser luz de la calle y oscuridad de mi casa me ha movido a seguir rezando el Rosario. No me imagino llegar ante Dios y decirle que otras familias empezaron a rezar el Rosario gracias al libro, pero que yo no lo hacía vida y mis hijos tampoco conocieron ni amaron el Rosario. Creo que sería mejor no escribir ningún libro y mejor sembrar directamente su semilla en la vida de mis hijos.

Quiero que de grandes se acuerden que rezábamos el Rosario en familia, que así empezaba nuestro día, que se iban a acurrucar a mi cama y cada uno guiaba un Misterio. Me gustaría que recordaran la cajita de Rosarios y que todas nuestras intenciones iban acompañadas de esta oración. Espero que en sus alegrías y dificultades recuerden que rezando el Rosario pueden encontrar consejo y consuelo. Y estoy segura de que un día, la principal plegaria de nuestros Rosarios quedará respondida: la conversión de mi esposo.

Pienso que tengo muchas cosas que vivir a través del Rosario, ya que estoy muy lejos de orar como los santos, sin embargo, Dios no se deja ganar en amor y generosidad.

Los días que rezamos el Rosario, el tiempo nos rinde más, tengo más paciencia, las cosas salen mejor y las dificultades y tentaciones las superamos con mayor facilidad, pues es Nuestra Madre Santísima quien intercede ante el Padre, por cada uno de sus hijos que le entregamos un momento del día para regalarle ese ramo de flores que tanto le gusta.

Si, me falta mucho, pero con lo que hemos vivido unidos al Rosario, siento que únicamente la Misa puede superarlo. Dedicarle ese rato de oración a la Santísima Virgen nos va acercando a su Inmaculado Corazón. Sólo rezando el Rosario pude restaurar mi relación con María, haciendo lo que a Ella le gusta, regalándole lo que nos pide en cada aparición, mi corazón volvió a estar dispuesto a amarla, a buscarla, a hablarle como una hija necesitada de la mejor de las Madres.

Creo que Dios inspiró el libro del Rosario porque hizo falta algo grande para que yo me comprometiera, para que lograra perseverar. Me avergüenza porque una sonrisa de Dios, de su amada Madre, debería ser motivo suficiente para que yo rezara el Rosario, pero mi corazón es duro e hizo falta mucho más.

Ruego a Dios estar sembrando correctamente en el corazón de mis hijos, que ellos amen el Rosario, porque es algo que a Él le agrada.

Si eres joven, estás a tiempo de conocer y amar esta oración. María nos lo pide en cada momento y Ella, siendo la mejor de las madres, únicamente nos pedirá cosas que nos acerquen más a su Hijo.

Si ya eres mamá o papá, no le tengas miedo al Rosario, hay muchas maneras en que puedes acercar a tus hijos a esta oración. Dios bendecirá cada momento de fe que siembres en el corazón de tus hijos y en el tuyo propio.

Finalmente, si amas a María, vas a querer regalarle lo que más le gusta, así que te sentirás feliz cada día que le entregues ese ramo de rosas que tanto disfruta.

Me despido de ti, esperando que estas líneas sean únicamente para dar gloria a Dios.

Todo a Jesús por María, todo a María para Jesús. San Marcelino Champagnat, ruega por nosotros.

Guetty Colin es esposa y mamá Homeschooler Católica de 7 hijos desde hace 3 años y medio. Comparte sus experiencias y recursos sobre Homeschool en el blog Mi Lámpara Encendida Homeschool.

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