¿Cuál es tu Llamado?
No sé tú, pero yo soy de las que sueñan, soy de las que no se pueden conformar con la mediocridad. Estoy dispuesta a luchar por alcanzar lo que parece inalcanzable y lograr lo que dicen que es imposible, me gusta soñar en grande, hacer planes... Algunos con más detalles y otros menos elaborados, unos con poca anticipación y otros con tiempo de sobra, otros de manera razonable y algunos sin pensarlos...
Algo seguro en la vida es que todos hacemos planes. Lo que sucede es que muchas de las veces no salen como esperamos y cuando esto ocurre nuestra mente comienza a pensar que nos equivocamos, que tomamos la decisión incorrecta, que realmente no era nuestro tiempo, que sencillamente no era un buen momento para empezar a trabajar en ese sueño, en ese plan.
Fue así como un día escuchando a una persona, que a mi punto de vista es un gran reflejo de Dios, entendí que yo estaba perdiendo el sentido de lo que significa “soñar”. Él decía:
1. El sueño no va por encima del dador de sueños.
2. Un sueño verdaderamente grande es uno que involucra el bienestar y el enriquecimiento de otros y uno que, sobre todo, engrandece el nombre de Dios.
3. Si Dios es el dador de los sueños, soñar en grande significa vivir cada día luchando por ser obediente a hacer lo que Dios te ha llamado a hacer y hacerlo con excelencia.
Así que después de analizar cada uno de los tres puntos llegué a preguntarme: ¿Qué es lo que Dios me ha llamado a hacer? ¿Cuál es su sueño para mí? La respuesta a esa pregunta es algo en lo que Él ya está trabajando actualmente conmigo.
Y es que es cierto... Así como yo tengo un millón de planes en mi cabeza, Dios tiene uno especialmente diseñado para mí. Entonces, si mi vida le pertenece a Él, ya no soy yo quien tiene el control, Él es quien se pone a cargo y tiene la última palabra.
Cuando me di cuenta de esa realidad y comencé a asimilar que era hora de atender ese llamado que Dios día con día me hacía, inició la mejor etapa de mi vida como Misionera. (Es curioso cómo hasta "los planetas se alinean" para llevar a cabo lo que parece imposible, cuando Dios tiene algo destinado para tu vida, no importa el tiempo, ni los lugares, Él ya sabe cuándo y dónde sucederá).
Fue así como en Diciembre del 2014 decidí emprender esta nueva aventura. Ser Misionera ha cambiado mi vida por completo. Ahí entendí que todos somos quien somos por muchas razones que no conocemos hasta que ponemos nuestros talentos práctica. Con la ayuda de Dios podemos elegir a dónde queremos ir para hacer cosas que marquen una diferencia y colaborar con su plan.
Es difícil explicar con letras lo que ha logrado dar dirección a tu vida y más cuando te das cuenta de que entre todas las cosas posibles, es eso es lo que quieres ser... Al ir de Misiones entendí que todo lo que tenía que ver con el servicio y la cercanía con las personas que más necesitan a Dios, llenaba totalmente mi vida. Cuando tuve la seguridad de que Dios era lo que realmente necesitaba y me convencí de que el proyecto que Él tenia especialmente para mí me ofrecía buenas pistas para andar por la vida, confirmé que estaba en el lugar correcto.
Descubrí que todas las cosas que aprendía en cada Misión eran cosas que me apasionaban. Lo que Él me proponía era algo profundo, algo que me hacía sentir completa, en donde estaba dispuesta a arriesgar, a dar todo de mí misma... Fui adquiriendo habilidades que no sabía que tenía, encontré gente que ha marcado mi vida por completo, que me ha dado la oportunidad de ver a Dios en las pequeñas cosas, que ha abierto las puertas de su casa a gente totalmente extraña y que no conforme con eso, abrió también las puertas de sus corazones para que, a través de cada misionero, Él pudiera entrar a sus vidas.
Puedo asegurar que ellos son de las mejores personas que están hoy en mi vida. Dios las ha puesto en mi camino y es verdaderamente satisfactorio poder transmitirles de alguna u otra manera lo que llevo en mi corazón y también lo que mis papás me han enseñado desde pequeña: sus valores cristianos y muchas cosas más.
Siendo Misionera también comprendí que, si Dios es mi enfoque principal, como consecuencia voy a luchar cada día por alcanzar el sueño que tengo en unión con Él. Nuestra sociedad quiere crear personas complacientes, buscan atraparnos y limitarnos llenándonos de temores que cada vez crecen más y lamentablemente ese es el camino de la mayoría, de quienes van con la corriente: el camino fácil.
Pero Dios te llama a hacer cosas diferentes para que con tu vida dejes una marca que nadie más puede igualar. Te dio talentos, habilidades y realmente no lo te los dio para impresionar, sino para impactar positivamente, para hacer un cambio en el mundo... Me siento orgullosa de poder ser parte de ese grupo, de quienes han decidido creer, aún sin ver.
Sé que quienes ven esto desde fuera pueden dudar, se pueden sorprender de lo diferente que una persona puede llegar a ser cuando camina de la mano de aquel para quien todo es posible. Nadie dijo que sería fácil, pero creo que decidí avanzar porque estoy convencida de que, si realmente quiero soñar en grande, debo atreverme a soñar el sueño que Dios soñó para mi vida, mi llamado, porque Dios no sueña con cosas mediocres.
Te invito a que conozcas a profundidad a Dios y aceptes ese llamado que sólo tu corazón conoce, porque después de conocerlo te va a ser imposible no amarlo y cuando eso pase será imposible no seguirlo... Ir a contracorriente es sólo para valientes.
Rocio Mariana Balderrama Solis tiene 21 años de edad y estudia Administración en el Instituto Tecnológico de Chihuahua. Pertenece al "Grupo de Jóvenes Judá" del Santuario del Padre Maldonado y es parte de la Comunidad Misionera (COMI). Ofrecerle su tiempo a Dios es una de las cosas que más le gusta.